En muchas oportunidades nos vemos frente al reto de un cambio inminente, de una etapa finalizada acompañada de un inicio que nos muestra un nuevo camino que aún desconocemos más que nos invita a recorrerlo porque el anterior ya fue cruzado, aunque leerlo suene lindo e inspirador en la mayoría de ocasiones este proceso viene acompañado de un miedo paralizante que nos llama a dar vuelta atrás y continuar con lo ya conocido porque lo desconocido puede ser demasiado incierto y traer consigo situaciones con las cuales “no podríamos”, más esto es solo una creencia con la cual hemos limitado nuestro proceso. Hoy abordaremos en profundidad este tema.

Vivimos con el filtro de Disney y con esto me refiero a que creemos que los momentos de cambio y las situaciones que aparecen en nuestra vida deben llegar de una forma suave, hermosa, inspiradora y sencilla de realizar, así creemos que deberían ser las finalizaciones e inicios de una nueva etapa, esto es una creencia que construimos basada en la televisión y cuentos fantasiosos, más en muchas oportunidades de nuestras vidas nos damos de bruces con la realidad de que en vez del color rosa de la cenicienta, llega una oscuridad acompañada de miedo, angustia y desesperación cuando nos vemos ante el umbral de una nueva etapa, lejos de creer que esto es un proceso normal que nos indica que estamos avanzando y que debemos ponernos a laborar más en el aprendizaje e instrumentos para la forma en que voy a bordar este nuevo camino, lo reprimimos porque creemos que está mal sentir este tipo de emociones y que contrario a lo que está sucediendo en nuestras vidas vamos en retroceso, al reprimir estas emociones no le damos el tránsito necesario para que esto depure y quede lo que realmente nos están mostrando (el aprendizaje) y pasamos a esta nueva etapa con una carga que con el transitar de los años se va densificando y creando pesadez en nuestro camino, cuerpo y mente quizás sea mejor soltar esta carga y caminar livianos de equipaje. Aceptar, aprender y avanzar es la fórmula que utilizamos en nuestra escuela en cualquier tipo de caso que se nos presente y un caso como este no es la excepción, permitir que las emociones fluyan, que la vida tome el curso que debe tomar es el primer paso después de reconocer lo que estoy viviendo para darle tránsito a mi nuevo camino, la incertidumbre siempre ha de generar miedo porque nos indica ausencia de control en lo que viene, no podemos controlar lo desconocido y eso nos aterra, aunque lo desconocido sea algo maravilloso, muchas personas se encuentran ante este umbral y prefieren dar vuelta atrás solo por no poseer control de lo que viene, más superar este control y dar el paso a lo desconocido es lo que nos brinda las mejores aventuras y los retos que nos han forjado como seres humanos valientes, capaces y fuertes. No hay límites en el empeño humano, más que aquel que ponemos en nuestra mente, superar estos momentos de dificultad, oscuridad que acompañan cualquier proceso de transición, no nos hace malos o seres dañados, abolir las viejas creencias fantasiosas sobre cómo son los cambios nos llevará a conocer el infinito de un universo que no posee límites.

“Danzar con la incertidumbre implica comprender que las mejores cosas de nuestras vidas suelen ser inesperadas”

Tribu, los invito a danzar con la incertidumbre, a dar el paso a lo desconocido como decía un viejo amigo nuestro “de él pasó que el piso aparece” permítase cruzar el umbral, soltar el control y aceptar que la emoción fluya. Nos amamos, pronto nos volveremos a leer.

Laura Velásquez

Con el pasar de los años escuché algunos comentarios del matrimonio que de niña no comprendía más que hacían eco en mi mente conforme crecía. "¿Te quieres casar?", “Mm prefiero vivir”, “el matrimonio es la unión de dos demonios que hacen de la vida un infierno” “¿te vas a casar? Con s o con z”. Todos ellos eran chistes o comentarios al aire, dispuestos para aquellos que desearan tomarlos, y yo, como niña curiosa, los tomé. Así que comencé a crear una idea negativa del “Matrimonio” y al llegar a mi adolescencia y casi a mi adultez había tomado la decisión de nunca hacerlo, ya que “era perder mi libertad”, me resulta algo cómico el pensar que llevaba un cuarto de vida en la tierra y ya creía que había tomado decisiones definitivas para el resto de ella, más para mí era una verdad absoluta que de no haber sido iluminada se hubiese convertido en la verdad de mi vida. 

Conforme pasaron algunos años tomé una de las mejores elecciones de mi vida y fue ser la observadora de mi mente y de mi entorno, así que me permití observar TODO lo que me rodeaba, lo que llegaba a mi mente, lo que veía en la TV, lo que leía, absolutamente todo, y, como mi posición de observadora lo indicaba, no entraba en la película, así que no participaba, y eso me daba un aprendizaje neutro de cualquier situación, y lo que más me generaba interés de observación eran las parejas. Llegaban tantas parejas a consultas con mi padre y al observarlas, me resultaba tan complejo y al mismo tiempo tan mínimo todo aquello por lo que podían complicarse el uno al otro sus vidas, observar las ideas que alimentaban en su mente para hacer de la convivencia con el otro un paraíso o un infierno. No paso mucho tiempo para que se convirtieran en mi observación favorita. Entre el aprendizaje y observación llego un cambio en mí pensar y en mi vida, comprendí que el otro es el otro y que se convierte en mi reflejo en la medida que estoy con él. Surgieron preguntas como ¿a dónde voy? Si no es a donde mi compañero me sigue, o ¿a dónde me dirijo? Si no es a donde él me guía. Desglosando todas estas preguntas, ideas y situaciones, comencé a entender que no podía exigirle a alguien más de lo que podía ofrecer y que no existía más responsabilidad que conmigo mismo. ¿Por qué exijo?, ¿por qué pido? Si lo que yo añoro nadie puede brindármelo, si lo que yo poseo es lo único que puedo compartirme. Tanta complejidad en algo tan básico y tanto aprendizaje en algo tan común que vamos a ir desenvolviendo mientras avanzamos en el escrito.

Conforme caminaba y pasaba el tiempo empecé a darme cuenta que el amor que conocía era transitorio, pero que cuándo se trata de aprender de sí mismo, el amor se volvía eterno y que quien me acompañase era mi maestro, no mi esclavo, no la persona que llenara mis carencias, ¡qué complejo!.

Entender que mi mayor compañía realmente soy yo y que la relación que tenga conmigo mismo se verá reflejada en mi compañero, ¿qué miedo?. Cuando vemos que el otro me muestra mis demonios, cuando siento “que él saca lo peor de mí”,  me entero que no es él, que se refleja en él, porque es con quien más me relaciono, mas no es el.

En nuestra escuela no decimos “qué difícil”, decimos “que rico” porque sabemos qué hay mucho por tejer, y aquí estamos, tejiendo, aprendiendo a des tejer y tejer, porque comprendemos que hay tanto para aprender cuando se trata de relaciones, aprender a integrar que aunque el otro nos acompañe, somos nosotros los responsables de nuestro camino, emociones y desarrollo, que cuando dos seres humanos que transitan el mismo camino del aprendizaje se acompañan desde la consciencia, se convierten en seres de luz que guían una ruta que otros pueden transitar, más cuando lo hacen desde la inconciencia, ambos pueden acompañarse a hundirse en el inframundo de delegar responsabilidad y miedo al otro. Aunque hay que decir que este último es un camino difícil, casi siempre elegido por la inconsciencia, un camino donde prima el miedo y que va en descenso, es el camino de: ¿si yo exijo?, ¿si tú exiges? ¿A dónde nos lleva el mundo de la exigencia?, No lo reconozco, más, ha de ser complejo y para no entrar en él, aquí estamos profundizando en algunas creencias, en algunas limitaciones.

Alguna vez escuché que el camino de ser compañero llevaba “Sacrificio”, lo que me indicaba, dentro de mi educación, el  “Sagrado oficio”. El sagrado oficio es (A mi concepto) hacer lo que amo, lo cual me favorece a mí y a mi colectivo, más llegan algunas preguntas comunes y retoricas, ¿y si mi compañero no me acompaña?, ¿se lo exijo?. Este es un camino individual, aquí estoy por mí y el desarrollo de lo que soy y los que me rodean, nadie puede hacerlo por mí, así que.. ¿que tiene que ver mi pareja? ¿Acaso la elegí por un motivo en particular? Porque si así fuera no lo hubiese hecho, la elegí porque sentí que aquí era, fuera correcto o incorrecto y aquí estoy aprendiendo, desarrollándome, viviendo con mil situaciones más con la consciencia de que todas esas situaciones han estado acordes conmigo mismo y mi aprendizaje, dejando de exigir un poco y observando a nuestro alrededor, podemos cambiar estas cuestiones con una información un poco más neutra, ¿que acaso no he incomodado a mi compañero?, ¿ha continuado conmigo aunque fuese difícil para mí? Son preguntas que deberíamos hacernos más seguido. 

El compañero o compañera puede estar aunque el mundo se derrumbe más si yo no estoy para mí no lo comprenderé, ni lo veré porque es mi proceso el que se verá reflejado en mi relación con él. Es como me trato, como me observo y como me desarrollo conmigo misma en mi diario vivir, cómo me veré en mi espejo (Mi compañero o compañera). Estar con un ser humano igual a nosotros (Con miedos, dudas, dolor, sueños) puede convertir nuestro camino en algo maravilloso. Acompañarse desde alguien más que nos muestra todo aquello por laborar, puede convertirse en un cielo cuando me permito aprender, cuando paso a paso hay una mano la cual tomar mientras subo cada escalón, cuando hay una risa que me sigue en mis momentos de felicidad o un abrazo que me reconforta en mis momentos de oscuridad, dejar esa idea errada de niños en el cual el compañero está ahí para suplir todas las carencias y salvarnos de todos nuestros miedos nos invita a madurar en aquellos momentos que esos pensa-mientos anhelan regresar. No somos responsables del aprendizaje de nadie más que de nosotros mismos, y así es como de esta forma llega la tan anhelada libertad que tememos perder cuando estamos en pareja, de esta forma liberamos todas aquellas creencias y miedos que llegaban en torno a las ideas que nacieron desde el miedo de perdernos en el pensa-miento de que no podemos ser nosotros, o no podemos ser libres si estamos acompañados de alguien más, e ignoramos que esto sucede solamente cuando no somos responsables de nosotros mismos, de nuestro camino y aprendizaje. 

Otro punto que me resulta interesante es que en muchas oportunidades nos comparamos con otras relaciones, anhelamos profundamente que el compañero o compañera sea igual a aquel o aquella, observando la superficialidad que aquel desea “vender” o “mostrar”, rechazamos y le exigimos a nuestros compañeros que sean de X o Y manera, buscando una perfección absurda basada en una felicidad que en la mayoría de casos es actuada.  He tenido infinitas oportunidades de observar a profundidad aquellas parejas que son luz en la calle o frente a los demás, más en el momento de cerrar las puertas de su hogar, viven un infierno, dolor, sufrí-miento, oscuridad y falta de consciencia total, entonces surgen preguntas: ¿por qué anhelamos lo que no conocemos?, ¿por qué juzgamos a quien nos acompaña basado en esos estándares?. 

Sé que muchos de ustedes han tenido la oportunidad de observar esas relaciones perfectas, las cuales admiraban y tenían de ejemplo y que quizás un día se enteraron de que se separaron “¿Por qué si se veían tan bien?", "¿no lo puedo creer si parecían tan felices?”, las preguntas comunes que llegan en este tipo de casos y con el pasar de los días nos enteramos de que había cientos de situaciones debajo de aquella capa de perfección que nunca fueron laboradas y eso los llevo a la separación, y en la mayoría de las ocasiones, a una separación densa y llena de conflicto. A eso, es a lo que han llamado muchos el infierno, a compararse, minimizarse o exigirse todo el tiempo.

Aceptar nuestro camino individual, comprendiendo que hago lo mejor que puedo con la información que tengo, me lleva a aceptar mi proceso y a su vez el de mi compañero. Qué hermoso es trascender aquellas etapas en donde primaba el miedo y el dolor, con la consciencia de la observación de todo lo que me rodea. 

El punto no es criticar o juzgar lo que el otro vive, el punto es permitirme crear mi propia consciencia desde un criterio propio, desde mi propia autenticidad y antes de juzgar o atacar, comprender que el otro es mi maestro y que de igual forma yo estoy en su propio camino de aprendizaje. 

Así, observando, escuchando, conociendo, fue que encontré mi propio cielo, después de tantos infiernos, de tantas creencias, aprendizaje y situaciones logre sembrar ese cielo tan anhelado en mí, plante la semilla y la regué en aprendizaje hasta que pude cultivarla, con amor y con dulzura, hasta que encontré mi tan buscada cosecha y entendí que se trata de compartirla con quien nos acompaña, que fue una labor individual,  más se disfruta con quien nos acompañe en el proceso y está unido a la labor. 

A veces mi cielo se convierte en infierno y con la información, rápidamente regreso a él, más fue todo un camino para llegar a iluminar aquello en lo que creía desde la inconsciencia, iluminándolo con una pequeña llama transmitida por mi padre más que fue mi labor convertirla en una hoguera. 

Para aquellos que también se encuentran ante la oportunidad de estar en su propia compañía, tienen todo el tiempo para iluminar todas aquellas creencias con las cuales se han limitado, no se trata de estar con alguien por miedo a encontrarse en aquella soledad que nos conecta con nosotros mismos, se trata de abrazarla con tanto amor hasta que nos muestre aquellos miedos con los que no nos hemos permitido crear una relación sana y estable con nosotros mismos.   

Se dice que uno no necesita a nadie para sentirse pleno más que bien se siente cuando se tiene a alguien para compartir la plenitud. La búsqueda se hace mejor en compañía.

Los amo Tribu, pronto nos volveremos a leer 

Laura Velásquez.

Con el pasar del tiempo y las experiencias, al llegar a la adultez, la mayoría de los seres humanos nos cuestionamos sobre el resultado que obtenemos en nuestras relaciones amorosas, muchos de ellos entran a estudiar a profundidad este tema sin lograr a pesar del tiempo obtener los resultados deseados, otros pasan su vida resignados a aceptar los resultados que han obtenido y muy pocos son los que realmente encuentran una respuesta sabia en ellos mismos o alguien más que los invita a explorar su mundo interior hasta lograr manifestar los resultados de los que anda en busca. 

Si bien el amor sigue siendo un misterio, desde hace mucho tiempo se convirtió en un misterio con solución, una solución ligada al estudio de sí mismo y en este nuevo episodio de nuestra revista tribus profundizaremos un poco más sobre ello 

En muchas oportunidades he escuchado a Hombres o Mujeres decir “me gusta ese, porque me ignora, es grosero o me trata mal” seguido de un “no sé por qué no me siento atraída por el que es amable y dulce y realmente se nota me ama” seguido de un sufri-miento ligado a la “equivocada” elección de compañero y si equivocada entre comillas porque ningún compañero que elegimos es errado y está para acompañarnos a aprender de nosotros mismos, la idea no es cambiar de pareja una y otra vez dándonos cuenta por inercia que siempre repetimos los mismos patrones y en muchas ocasiones hasta más densos, la solución no está afuera, está en nosotros, cuantas veces nos escuchamos decir “otra vez, todos son iguales” alguna vez te has cuestionado ¿qué quizás la igual eres tú? No te alarmes si identificas esto porque aquí está la explicación.

Nuestros padres o los seres que nos acompañan en nuestra crianza se convierten en nuestro ideal de amor, ellos como autoridad irrefutable para nuestra mente, son quienes en la forma de amarse a sí mismos nos muestran de forma consciente o inconsciente lo que será nuestro concepto de amor en nuestra adultez, podríamos resumirlo en que la forma en que nuestros padres se aman a sí mismos por medio de nosotros es la forma en que nosotros aprendemos a amarnos a nosotros mismos por medio de otros. La mujer se identificará con la forma de amar de su padre y el hombre con la forma de amar de su madre y entrando un poco más en materia vamos con un ejemplo.

Si los padres son seres que se observan así mismos desde la tranquilidad, entienden el concepto de introspección y solución pronta de emociones en sí mismos, posteriormente ante una situación tendrán una respuesta consciente y aunque lleve autoridad y fuerza nunca se impondrán de forma autoritaria ni ejercerán violencia contra ellos mismos o la persona que ordenen porque empatizarán con el ser más pequeño en edad y buscará la forma de aprender y dar un orden adecuado en la que ambos salgan ganadores, sea en aprendizaje u orden de la situación. Este Niño cuando crezca tendrá muy seguramente un ideal de amor ligado totalmente a la comprensión, la paciencia y el respeto por la integridad, de esta forma elegirá mujeres u hombres que estén ligados al Ideal de amor de sus padres y no se identificarán con otro tipo de amor; Existen ciertos casos en donde el niño crece con padres que tienen todas estas cualidades más conservan en sí un espíritu “Salvador” en donde creen que pueden cambiar a alguien con su amor y paciencia, algo que claramente hemos comprobado no es el mejor método, de esta forma los niños que tengan este caso, elegirán relaciones densas en la cuales aspiran salvar de su dolor interno al ser que los acompaña, ya que son seres altamente receptivos que identifican el dolor que atraviesa el otro ser de lo que no se percatan es que el otro ser en cuestión no es consciente de ello, así que ¿cómo salvar a alguien de algo que desconoce? Poco probable.

De la misma forma ocurre en un caso contrario, en donde los padres tengan poca introspección en ellos mismos y por lo cual ejercen la violencia como respuesta inmediata, ya que no conocen como gestionar sus emociones y la única forma que creen que se puede ordenar es desde el dolor y la inconsciencia total de lo que ha llegado a mostrar la situación (estos amores llevan en sí mucho miedo), el niño crecerá con un ideal de amor (de forma inconsciente claro está) en donde buscará relaciones que le repliquen lo que para su inconsciente es el amor, (aquel amor que aprendió de sus padres) puede ser desde la no gestión de emociones, alguien que “lo ignore” o que “lo maltrate” aunque el chico no desee sentirse atraído por alguien así, su inconsciente lo llevará a elegir este tipo de relaciones una y otra vez hasta que no labore e identifique su forma de amarse por medio de su compañero.

¡Así que si chicos, elegimos el amor que creemos merecer! Aunque tengamos a disposición otro tipo de situaciones, nuestro inconsciente elegirá a aquellas que nos muestren lo que debemos estudiar y aprender de nosotros mismos que aun no esta solucionado.

De esta forma podríamos presentar muchos casos y patrones diferentes de comporta-miento, los cuales expliquen el porqué eligen las parejas que no desean o que desean (en pocos casos) más esta introducción les da un instrumento para identificar cuál fue la forma de relación amorosa consigo mismo y los demás que desarrollaron, es el primer paso de estudio y transformación de nosotros mismos

Nuestra escuela no conoce víctimas ni culpables lo único que reconocemos es un proceso de aprendizaje en donde todos estamos en pro de estudiarnos y hacerlo de una forma diferente en una vida que no tiene Manual de instrucciones; Así que no es un escrito para culpar a nuestros padres porque claramente cualquier padre desea lo mejor para sus hijos, ellos hicieron lo que podían con la información a la cual pudieron acceder y si los seres humanos vamos en evolución lo idóneo sería que nosotros asumamos la responsabilidad de nuestro propio aprendizaje y de esta forma evolucionar como seres humanos entregándole a nuestros hijos o descendientes lo mejor de nosotros e iluminar a nuestros padres y guías de cualquier creencia con la cual se limiten agradeciendo su compañía y labor con nosotros. 

Amar es un proceso que exige la vida entera, por eso muchos equivocadamente buscamos el amor de nuestra vida con la creencia de que existe afuera. En muchas oportunidades existirá algo de dolor dentro del amor y algo de amor dentro del dolor más él sufri-miento es algo completamente opcional, los invito a navegar en lo más profundo de su ser y recorrer ese dolor que nos muestra el camino de lo que es construirse sobre bases que nos conducen a todos al mismo camino.

“Amaos los unos a los otros y al prójimo como así mismos” Dijo un hombre cuya sabiduría nunca expira y del que todos hemos escuchado, no le creamos, practiquémoslo y encontramos cosas maravillosas en dicha práctica.

Un abrazo al corazón tribu, nos volveremos a leer pronto. Nos amamos.

Laura Velásquez

Observando el ir y venir de las situaciones en mis días anteriores me cuestionaba el por qué de la violencia, del miedo a sentir, del miedo a dar, entregar, perdernos en el proceso y la resistencia a fluir, así que encontré en este dicho antiguo un punto sumamente interesante que me vislumbro un rayo de luz por el cual caminar y encontrarme.

Existe una competencia continua con nosotros mismos y nuestro entorno en donde la falta de auto observación consciente nos lleva a entrar en un bucle de violencia interna y externa que oscurece y obnubila el “Buen Juicio” o más que el buen juicio, la consciencia, nos violentamos por medio de los actos que creemos que los demás ejercen sobre nosotros y en ese proceso buscamos “defendernos” con una acción de igual medida o más fuerte para contrarrestar una situación imaginaria, en este proceso nuestro desgaste energético solo nos permite observar el error propio en el espejo de la “situación ajena” juzgamos el acto según la visión que poseamos y le agregamos la violencia en la misma medida que la ejercemos con nosotros mismos, generando caos y dolor a nuestro paso, creando sufri-miento por la falta observación interior y el deseo de que los demás suplan aquello de lo que nos creemos carentes.

Al crear situaciones de conflicto y desgaste emocional y energético por medio de la violencia que ejercemos sobre nosotros desde los actos de los seres de nuestro entorno, vivimos el sufri-miento, me gustaría llamarlo dolor, más para que sea dolor requiere de un proceso de consciencia y como se está viviendo desde una no auto observación, es un proceso de inconsciencia total, este sufri-miento indica la carencia de aprendizaje en una situación que sigue latente y repitiéndose desde un engrama mental a corto, mediano y largo plazo, la repetición de una situación no aprendida que genera sufri-miento le abre paso a un canal muy fuerte llamado miedo, entre menos nos permitimos aprender de la situación y más culpamos a nuestro entorno este canal aumenta y se densifica generando un fuerte hollín en el cause del río de nuestra vida y nace el miedo a fluir, el miedo a permitir que las situaciones sean y se desarrollen como se están presentando, el miedo profundo a perder y no nos damos cuenta que nos estamos perdiendo a nosotros mismos en ello, porque contrario a aprender de estas situaciones las estamos sufriendo, este miedo a fluir crea desbalance físico, mental y estanca nuestro libre desarrollo en un mundo que solo busca ser aprendido, disfrutado y vivido.

En este proceso encontré en medio de mi pecho un fluir de energía de forma constante y continua y observándola, sintiéndola en varios de mis escenarios físicos y mentales descubrí que la violencia nace cuando nos negamos el flujo de esta, ya sea por miedo, por ira. Estas emociones densas que nos permitimos sentir, esta energía que se mueve de forma constante y la estamos reteniendo, contrario a expandirse, genera una implosión en nuestro interior y de esta forma sentimos estas emociones densas potenciarse mucho más, así se construyen los conflictos, las vidas infelices, las enfermedades y miedos crónicos, con nuestra propia energía estancada y retenida (¡que interesante!), contrario a todo esto cuando nos permitimos sentir frecuencias de otros niveles (amor, gratitud, bondad, etc), cuando nos permitimos darle a este cause de la vida todas esas emociones densas desde la transitoriedad, podríamos decir que se las ofrendamos y logramos que esta energía se expanda, de igual manera estas emociones crecerán y se potenciarán y de esta forma crearemos felicidad, bondad, vidas desde la consciencia, potenciaremos la frecuencia vibratoria de nuestro entorno y quienes nos rodean, ustedes se preguntarán ¿Cómo logramos darle consciencia a esto?
Existe un dialogo mental de forma constante y continua en nuestra mente, ese dialogo mental es quien nos permite volar en un infinito mundo de posibilidades, desarrollarnos, potenciarnos, “crecer” o por lo contrario nos hará crear grandes desordenes en nuestras vidas. La auto observación constante y continua de las palabras, frases y diálogos que se desarrollan en nuestra mente es la clave, cuando le damos respuestas que se enfoquen al desarrollo de nuestro ser hasta crear un hábito que genere una mente sana y nos permitamos disfrutar los cambios, fluir, soltar.
Recordar que a este mundo vinimos a experimentar, aprender y gozar cada segundo y situación que surja, no a sufrir, no a luchar.

Así que iniciemos en nosotros, no existe mayor acto de violencia que el que ejerzo sobre mí, “una bomba hace más ruido que una caricia pero por cada bomba que destruye, existen millones de caricias que construyen la vida”, esta frase me marcó la vida porque aunque el ruido de la violencia exista siempre hay algo que podamos hacer, siempre podremos elegir nuestra respuesta, hay millones de actos maravillosos en el mundo que merecen ser observados, amados, vividos, quizás ya pasó de moda el defendernos, el atacarnos, el “ojo por ojo”. Esta es una generación que ilumina con el hecho de que “ojo por ojo y el mundo quedará ciego”, sabemos que vinimos a observar, anhelamos profundamente abrir los ojos y vivir.
Cada palabra de miedo, cada palabra de violencia esconde en ella el deseo profundo de amar, ser amado. Así que no permanezcas ciego, abre los ojos, el corazón y amaaaaa!

Los amo Tribu.

Laura Velásquez

La vida tiene un propósito
El que estes en este cuerpo tiene un propósito, cuando se aprende a vivir, la vida se transforma y se vive de otra manera. Es muy importante primero conocerme, hacerme consciente de la energía que soy en este cuerpo, saber que estoy aquí para experimentar es el primer propósito, continuo aprendiéndome, educándome y eligiendo el proceso para mi transformación personal, cuestionarme ¿me gusta la vida que tengo?, ¿como la vivo ?, ¿Qué resultados tengo? Cuestionarnos es aprender, investigar, ¿qué hay en mi mente?, observando el diálogo interno te responderás esta pregunta, ¿A caso vivo una vida sin propósito?
En este momento puedes iniciar ese viaje al interior, encontrarte a ti mismo, dar esos pasos seguros para ti y trascender todas esas creencias y adaptaciones que se anidaron en tu mente y que quizás tú continuaste en ellas por la repetición.
Cuando le damos propósito a nuestra vida tenemos claro que podemos elegir, hacerlo de manera diferente, accionarnos, generar la transformación, escribir nuestros propios guiones, el propósito es aprender que soy un ser y que puedo manifestar mi autenticidad desde mi sentir, permitiéndome ser yo mismo, ser eso que brota desde la esencia de el corazón. Abrazar todas nuestras historias, transformarla y trascenderlas, mientras me ilumino yo, se ilumina el clan, vivimos con esa claridad que ilumina la mente y se transforma, se ama la vida ,se ama el propósito y continuo en el proceso seguro y definido, eligiendo y creando un estilo de vida en consciencia y amor conmigo mismo que es el inicio del viaje interior. El aprendizaje es divertido cuando le damos propósito y consciencia a nuestro estancia por este plano cuando lo podemos hacer de manera diferente.

Me cuestionaba ¿en qué momento ocurre esto? , ¿cuando es qué pasa? Y créeme qué cuando menos lo esperas llega ese encuentro con nuestro universo interior, nuestras riquezas son infinitas, sentir desde el corazón en conexión con la vida, con la tierra, con el TODO. EL propósito es ser consciencia y manifestación .
continuamos aprendiendo y acompañándonos, sintiendo, infinita gratitud .
Nos amamos .

Betty Ford.

Cuando en mí surge una pregunta, lo más responsable de mi parte, más allá de “encontrar” una respuesta, es iniciar una investigación propia. Esas ganas de encontrar un sentido a lo que estoy estudiando, esa sed de información y el anhelo por una investigación real es algo inherente en todos los seres humanos, es lo que nos motiva, y nos impulsa a continuar Aprendiendo, solo que ahora muy poco recordamos acerca de lo que es A-prender y lo que esto significa para nuestra evolución y trascendencia.

En este caso, surgió en mí una pregunta al parecer muy simple, que a medida que avanzaba en la investigación me di cuenta de lo realmente profunda que es.

Un día cualquiera estaba sentada mirando al cielo y me pregunte: ¿Que es el AMOR? Entonces recordé que Para iniciar una verdadera investigación se debe ser neutral y se debe activar una mente científica, solo de esta forma podemos llegar a lo profundo, a la raíz.

Cuando surgen este tipo de preguntas por lo general llegan muchas respuestas desde una mente racional, ¿pero... cómo podemos racionalizar algo como el amor? también llegan otras respuestas, a través de la información que se ha recolectado y acumulado desde las experiencias no aprendidas, vivencias y creencias implantadas a lo largo de la vida. Así, En busca de esta respuesta, comencé por lo más básico, consultando en la web (usando la tecnología para nuestra propia actualización) ¿cuál es el ORIGEN de la palabra amor?, ¿cuál es su significado? ¿qué interpretaciones hay? 

Desde este punto continúe la investigación, queriendo encontrar la definición exacta para describir el amor, y entre palabras e ideas, comencé a comprender que algo que solo se puede SENTIR es demasiado complejo como para encasillarlo en unas cuantas letras. Continué indagando en internet acerca del SIGNIFICADO y la INTERPRETACIÓN del amor, pude observar que en la mayoría de los casos se considera el amor como un senti-miento, como algo externo, algo que se entrega o se recibe, una emoción que el otro tiene que sentir por mi para sentirme amada, y que a su vez exige lo mismo de mi parte, incluso llego a mi mente una canción que dice que el amor es una decisión.

 A medida que profundizaba, la misma investigación me fue conduciendo a mirar hacia atrás en mi vida, empecé a ver la manera en la quería o creía que deberían amarme o yo amar, entendí que al CREER que amamos a alguien, muchas veces nos sentimos perdidos y así es, pues CREER que amo a alguien y que debo entregarme a él o ella nos separa de nosotros mismos y comenzamos a sentirnos en un vacío. Cuando damos y no recibimos de la manera que queremos o creemos, más que amor es egoísmo. 

En cuanto avanzaba y ahondaba, veía lo alejada que estaba esa IDEA de lo que ahora he aprendido que es amor y lo poco que realmente sabemos de él. Entonces, Llegaron a mi mente unas sabias palabras que un día dijo un gran maestro: “el amor es una conciencia” y fue ahí cuando comprendí que todos estamos ubicados en diferentes niveles de conciencia o inconsciencia, también comprendí que cada uno ama desde el nivel en el que se encuentre, que se entrega hasta donde la persona lo permite, asimismo observé que cuando actuamos desde unas creencias, unos miedos y muchas experiencias sin aprender, cuando se manifiesta el no querer equivocarnos, etc. todo esto crea un muro mental que bloquea el fluir de la energía del cuarto centro, donde nace en nosotros el amor de una manera genuina. 

Llega a mi mente algunos momentos de mi vida, como cuando vi a “los hijos” por primera vez, o cuando los abrazo en el día a día, en ese momento brota desde ese centro un sentir único que nos conecta con una energía superior y divina, ahí hay un nivel de conciencia. También cuando estaba en una relación con alguien y no me entregaba por completo por miedo a salir lastimada, detrás del miedo y el apego, en el fondo, puedo observar un acto de amor, solo que manifestado desde una inconciencia.

Comencé a ACEPTAR que muchas veces nos accionamos y reaccionamos con base en unas creencias, en unos miedos e incluso en experiencias desagradables de nuestro pasado, que no hemos logrado aprender. El ACEPTAR es un gran paso, es un obsequio maravilloso de amor que solo nosotros mismos podemos darnos, pues es ahí, justo en ese momento cuando tenemos la capacidad de ELEGIR, y hacernos RESPONSABLES de nosotros mismos.

Somos semillas de amor aquí en este planeta y cuando integramos esto, comprendemos que solo depende de nosotros, si germina o no en nuestro interior y de qué manera voy a manifestarlo aquí en la tierra. Ahora, me pregunto: ¿realmente Somos conscientes de lo que estamos manifestando? 

El amor es algo que nos unifica, nos conecta, es algo inherente en los seres, es aquello que habita en nuestros corazones, el amor es eterno pues no muere, El amor es, y no hay que buscar en ningún lugar, pues habita en nosotros, y no hay forma de describirlo, nos corresponde comprender que únicamente debemos conectar-nos con nosotros mismos, pues somos el amor.

Una de las manifestaciones más hermosas del AMOR es el aprendizaje, pues a través de él nos acompañamos para ir iluminando esos momentos de dialogo interno, sí, estos instantes en los que hablamos con nosotros mismos y que en muchas oportunidades lo hacemos de manera violenta, es importante estudiarnos constantemente, abrazar esos miedos, identificar las creencias y para que a través del Aprendizaje logremos expandir la conciencia y es que los aprendizajes nos acompañan a obtener La MAESTRIA.

Cuando un humano se estudia así mismo y se transforma en el maestro de su propia vida, comienza a manifestarse a través del amor en cada acto de su vida, pues la maestría y el amor nos van llevando a conectar con una consciencia superior y esto nos acompaña a comprender que, en cada acto humano, ya sea consciente, inconsciente o subinconsciente-mente hay un nivel y es desde ahí cada uno hace su maestría de amor o simplemente se niega a tal y termina actuando con violencia, ya sea por miedo o por que ignora que el amor hace parte de nosotros y no sabe como manifestarlo de una manera diferente

..Y es así cuando los Aprendizajes y el amor se transforman en TODO un estilo de vida y cuando vivimos de esta manera Se crea Toda una MAESTRIA DEL AMOR.

Claudia Marin

¿Es el proceso de transición una forma en que llega la información para sostener el próximo nivel?

Si, Cada situación es transitoria, estamos fluctuando de forma constante sobre el cauce de la vida y las situaciones que surgen son pasajeras, van llegando desde un escenario mental desordenado para ser comprendidas y así obtener desde “El misterio de lo que sucede” la información para desarrollarnos en una escala más elevada, podríamos decir que es un proceso perfecto que para ser perfecto requiere de ser aceptado y comprendido. 

En algunas oportunidades vemos estas situaciones desde la dualidad, catalogando algunas de ellas como positivas y deseamos que estas permutan en nuestras vida, al llegar el cambio, sufrimos; En otras oportunidades vemos las situaciones como algo negativo y deseamos un pronto cambio de escenario pero al este permanecer, sufrimos. Este es el proceso común, atentos, común, no natural. El sufri-miento como su misma palabra lo indica es una mentira, porque al igual que la euforia, la felicidad, el dolor, hacen parte de un universo dual que está esperando a ser trascendido al universo de la unidad (o el neutro).

¿Cómo se llega a este neutro? Lo único constante dentro de nuestro paso por el mundo somos nosotros, siempre permaneceremos en nuestro universo interior (Si nos permitimos identificarlo, claro esta) enfocarnos en desarrollar y fortalecer esa constante que somos nosotros y en crear un centro lleno de seguridad en el cual comprendo que sea lo que sea que suceda, cualquier situación que emprenda, cualquier decisión que tome, cualquier situación que llegue, independiente de la emoción, tiene un único objetivo y es el aprendizaje, ahí, en ese centro es donde alimentas tu universo interior porque te permite observar desde la objetividad y no desde la subjetividad, nos brinda la comprensión de el proceso que lleva la situación que se está presentando para acompañarnos a evolucionar como seres humanos, así que, ¿Por que resistirnos?.

Tribu, los invito a fortalecer tanto su universo interno, que las situaciones externas se conviertan en algo pasajero que los acompañe a evolucionar y no ha violentarse con las emociones que llegan a transformarnos, permitirnos acompañar el proceso desde la no violencia es amar el camino, aceptarlo y reconocerlo. Somos transeúntes eternos de este planeta y todo lo que el conlleva, tomar la elección de vivir la transitoriedad sin resistencia es permitirnos ser.

Gracias por leerme Tribu, un abrazo. 

Laura Velásquez

Desde muy pequeño fui un buscador, solo que hasta hace muy poco entendí lo que realmente estaba buscando. Comencé buscando lo que todo niño pequeño busca, atención. Siempre fui un adicto a la atención y al reconoci-miento, siempre buscando el guiño de mi madre o la recompensa de mi padre. Luego, durante esa etapa que llaman adolescencia, continué mi búsqueda, pero esta vez la atención y el reconoci-miento adoptaron formas diferentes, ahora lo hacia desde los estados alterados de conciencia. Durante muchos años experimente con todo tipo de sustancias, por años y años trate de buscar respuestas escapando de mi realidad y de esa forma, inconscientemente, aun buscando el reconoci-miento. Durante el proceso comencé a sentir que había algo mas, algo mucho mas profundo y misterioso en esta existencia que lo que la sociedad me trataba de convencer que era la vida o el sentido de la misma. De repente las numerosas sustancias que habían pasado por mi organismo ya no me daban las respuestas que estaba buscando, ya sentía que debía continuar el viaje. Hoy soy consciente de el gran plan universal que reina en este universo, soy consciente que cada elección, acción, palabra o imagen mental hacen parte de este plan, un plan dinámico, fluido y armonioso. Entiendo que cada experiencia en mi vida, cada instante de los muchos o pocos años que he habitado este cuerpo me han llevado a este mismo momento, y así fue como de un momento a otra me vi sentado en un Ashram en la India estudiando Yoga, algo que para mi no era mas que un ejercicio diseñado para cuerpos extremadamente flexibles. Era mi segundo viaje a la tierra de los indostanes. Ya en el primero había tenido mi bautizo en las dimensiones metafísicas de la meditación y consideraba que el Yoga era el complemento físico perfecto para mi desarrollo espiritual. Con la meditación ejercito la mente y con el Yoga el cuerpo, me decía a mi mismo. Que equivocado estaba cuando comencé a experimentar la ciencia del Yoga, mi cuerpo físico vibraba en cada Asana (postura) y cada respiración, como si recordara con regocijo las interminables existencias donde regí mi vida a través del Yoga. Por primera vez en mi vida di un sentí-do al oxigeno que respiraba, al alimento que ingería, a las imágenes que emergían en mi mente y a las palabras que salían de mi boca. Al salir de este universo paralelo que representaba ese Ashram, mi elección fue regresar a Amaraka, que significa tierra de inmortales, el verdadero nombre del continente que llamaron América. Dedique cada ínstate de mi vida a la practica del Yoga, a entregar tan sagrada información, siempre procurando entregar la practica tan pura e inmutable como me había sido entregada a mi. Durante un tiempo fue una re-evolución, mi forma de vida se transformo por completo, alimentación, relaciones interpersonales, hábitos y disciplina se fueron purificando y equilibrando espontaneamente, claro esta, hasta cierto punto. Despues de un tiempo observe algo que no había visto antes. Me di cuenta que había un punto, un nivel de frecuencia que, al menos para mi, no era posible superar. La dimensión donde la densidad de Maya o Samsara, como los grandes maestros llamaron a este mundo material, se encontraba con la fluidez de la consciencia, de la meditación, del Yoga. En otras palabras, ese punto donde la energía sutil y elevada manifestada en la practica se encontraba con la densidad del sistema que impera en la sociedad humana. Ciertamente este, digamos, conflicto entre el mundo mundano y físico y el mundo sutil y metafísico siempre ha existido, y grandes maestros han demostrado que es posible su integración, evidenciando que el conflicto se encuentra en uno mismo, no afuera. Sin embargo esto para mi era solo teoría, en la practica, me encontré con siglos y siglos de creencias en mi mente, de patrones de comporta-miento y pensa-miento, me encontré con la influencia innegable de mis ancestros, educados desde los tiempos de la colonización para ser victimas y culpables, para no creer en ellos ni en su libertad, me encontré con un colectivo sin identidad, una sociedad donde la medicina viene de Alemania y Francia, donde la arquitectura es Inglesa, el derecho es Romano y la psicología es Alemana. Comencé a investigar y entender la historia del Yoga, una ciencia desarrollada en otra lugar y en otra época, por seres con otra información y otros sistemas de creencias muy diferentes a los nuestros. Comprendí que jamás podría practicar el Yoga de Patanjali, de Babaji, de Vivekananda o de ningún maestro de Oriente. Comprendí que debía evolucionar que debía, re-evolucionar, no hablo del Yoga, el cual es perfecto tal y como es, me refiero al Yogi. Yo solo puedo hablar de mi experiencia, de mi entorno, un continente colonizado y manipulado. La re-evolución del Yogi de Amaraka comienza con el proceso de descolonización mental y continua con la integración de la practica del Yoga a este proceso. Un Yogi originario de Amaraka que llena su mente de palabras en Sanskrito, recitándolas al derecho y al revés pero que no entiende el idioma que habla, que le fue enseñado con violencia, que no comprende el efecto que tiene cada código-palabra en su inconsciente, es un Yogi que no evoluciona. Un Yogi que se radicaliza a través de los Yamas y Niyamas, algo así como los códigos de conducta en el Yoga, pero continua creyendo en la victima, en el culpable, continua creyendo en el pecado y en el perdón, es un Yogi que no evoluciona. Un Yogi que cree que todos los que no piensan, hablan o actúan como el están errados, sin integrar en si mismo al otro y a cada experiencia a través del aprendizaje, es un Yogi que no evoluciona. Ya son tiempos de re-evolucionar, de tomar la información presente en la antigua ciencia del Yoga e integrarla con la información presente en nuestra memoria celular, tiempos de re-evolucionar el sentido de cada uno de los elementos presentes en la practica, tiempos de hacerlo de una manera diferente. Soy consciente que esta información no va a gustar a muchos egos, se que habrá resistencia por parte de muchas creencias, mas mi deber es entregar la información a partir de mi experiencia y aprendizaje. Con este escrito no estoy diciendo que la practica tradicional entregada por los antiguos maestros de la India no funcione o no conduzca a donde siempre a conducido. Esto es solo la manifestación de un practicante de Yoga que le ha dado un sentido diferente a su practica y a la información que entrega. Cada ser es libre de experimentar y hacer de esa experiencia lo que desee y de esa forma todo es perfecto. Continuamos con la experimentación, con el aprendizaje, con la re-evolución.

Nos amamos.

Sergio Santacoloma Vallejo 

andinos
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